Bolso Morado |
Esta fue mi primera labor hace muchos años.
Este es un ejemplo de lo que hace una mente inquieta, sin patrón y sin haber tejido nunca, es la prueba de que no te hace falta saber mucho para hacer algo, sino que lo poco que sepas lo utilices. Y voy a contar como lo hice.
Este bolso está hecho con punto bajo en la base y en el asa y con punto alto y punto cadeneta para el cuerpo del bolso.
La base es de unos 25 cm de largo a punto bajo, se hace ida y vuelta hasta el ancho deseado, en este caso son 6 vueltas, cuando llegas al final tienes que empezar a tejer alrededor de este listón que has hecho.
Yo escogí el punto alto, por que la lana era muy gordita y el punto lo hice bastante hueco, pero como siempre lo mejor es hacer primero una muestra y saber que punto quieres.
Yo hice 2 puntos altos y un punto de cadeneta, cuando llegas al final un punto deslizado y para sustituir el primer punto alto de la vuelta siguiente haces puntos de cadeneta, un punto alto y vuelta a empezar con el 2-1.
Haz los puntos altos en el hueco que te deja la cadeneta de la vuelta anterior. Cuando me pareció un tamaño razonable hice una vuelta a punto bajo y en la parte de delante otra más, lo que sería la mitad del bolso, para que quede mas reforzado. Y para no cortar la hebra una vez terminada esta segunda vuelta,
sigo con la parte de atrás pero cambio el punto en la solapa haciendo un punto alto y uno de cadeneta, menguando para que me haga esa formita redonda.
Las ondas para terminar del final son 3 cadenetas y enganchar donde pida. Y luego rematar el hilo, o si puedes empalmar con el asa. el asa para que sea mas fuerte y este mullida va tejida en redondo a punto bajo.
Animaos a hacer el vuestro y usad vuestra imaginación, es una de las herramientas más poderosas que poseemos.
Esta entrada la he actualizado para quien quiera hacer el bolso le sea mas fácil seguir el patrón.
Y por último esta es la segunda parte donde cuento mi experiencia personal en el mundo-ganchillo.
Esta entrada la he actualizado para quien quiera hacer el bolso le sea mas fácil seguir el patrón.
Y por último esta es la segunda parte donde cuento mi experiencia personal en el mundo-ganchillo.
Mi madre
me enseñó a hacer ganchillo siendo yo muy pequeña, y la verdad, lo odiaba,
porque a la vez me enseñó con las dos agujas largas, punto de media, y me
resultaba más fácil, sólo tenía un punto del derecho y otro del revés y con eso
fui capaz de hacerme una bufanda. ¿Pero el ganchillo? Eso era lo peor, los
dedos, las muñecas y el cuello se me agarrotaban, sí coger la hebra, para hacer
una cadeneta, era un trabajo digno de Hércules, del punto bajo ni hablamos, no
sabía en que agujero tenía que meter la aguja, sí es que conseguía meterla con
la cadeneta tan apretada que había hecho. En fin, un desastre. Y a pesar de que
mi madre me decía que el ganchillo era más fácil,no logró convencerme y seguí
prefiriendo las dos agujas.
Y pasaron
los años y no volví a hacer ganchillo nunca más... Hasta que 17 años más tarde
me encuentro trabajando en una estación de ski, en la montaña, con todo
blanco.... ¿que bonito no? Pues no. Y sí no preguntad a mi amiga Desi el
invierno que nos pasamos. Frío, aisladas, sin días libres, sin poder subir a
skiar por que no llegaban ni la pasta ni las fuerzas.... Eso sí, el entorno
precioso. Y ahí fue cuando escuché la llamada del gaaaaaanchoo, necesitaba que
la calma y el equilibrio aparecerán en mi vida. Así, ni corta ni perezosa me fui
a una mercería, me compré un gaaaancho jajaja, un ovillo de lana y una revista
de punto de esas donde te explican como tejer. Y mientras caía una hermosa
nevada fuera, cogí mis nuevas pertenencias y me puse a la tarea de tejer,
descubriendo, para mi sorpresa, que mi madre, como todas las madres desde el
principio de los tiempos, tenía razón: el ganchillo era mucho más fácil de lo
que yo pensaba.
Y sin
todavía tener muy claro que quería hacer me puse a tejer y sobre la marcha
decidí hacerme un bolso, así sin patrón, lo fui midiendo con un bolso de cuero
que tenía y a medida que tejía medía, deshacía, crecía, deshacía, volvía a
medir, en fin, prueba-error, o como decía mi abuela deshacer y hacer todo es
aprender.
La verdad
es que se terminó la temporada de ski y no terminé el bolso, de hecho me
quede sin lana, fue años más tarde cuando en una de las mudanzas me lo encontré
el pobre a medias todavía, y compré lana para terminarlo, era un poquito más
fina pero del mismo color y me valía para hacer el asa que era lo que faltaba.
Como siempre gracias por vuestro tiempo.